Día 2.- De igual forma quedamos para encontrarnos a las 4 de la tarde. Pero solo yo, que alcancé a tomar vacaciones en mi trabajo, he llegado a la hora señalada. Eso va suponer la tónica de las sesiones de grabación del nuevo disco de Rayuela. Esas horas, mientras llega el resto de la banda, serán aprovechadas para que Washo y yo realicemos la mezcla de los cortes grabados en las sesiones anteriores.
El primero en llegar es Esteban, son casi las 7 de la noche. Viene un poco descontrolado. Algo le pasó en el trabajo. Es preferible comprar un poco de licor, pero si tomo me voy de huevadas en la batería. Prefiero traer un Close de Pirque que, como dice el Esteban, es el mejorcito de los de cartón. En fin, tomamos algo y vamos a practicar a la espera de que llegue Paúl. Vuelvo a armar el set de batería, Washo tiene una batería Tama con un soporte Gibraltar: la caja suena limpia y potente y los toms junto con el bombo están afinados. Pongo mis platos, un ride Orión (con un sonido de campana impresionante para su precio), un crash Sabian B8 16 pulgadas, y unos Zildjan Hi-hat Planet, que tienen un sonido grave que me fascina. Por la mañana tuve tiempo de ir donde Paúl Tene, el baterista de Todos al Tacho (banda fraterna), quien me ha prestado un ride y un crash Zildjan HHX. Solo necesito el crash de 18 pulgadas, con lo que dejamos listo el equipo con el que tocaré las canciones del nuevo álbum, que se completa con una repetidora Pearl-Iron Cobra para doble bombo, de los amigos de Hostill, y dejo a un lado mi Gibraltar, que a pesar de cualquier apuesta, es mejor que la Iron.
Para cuando llega Paúl, nos dice que le cuesta habituarse a trabajar con los audífonos, mientras que Esteban y yo ya no le prestamos atención a este método de trabajo (el primer disco de Rayuela lo grabamos así, como si fuera una práctica, sin audífonos, oyéndonos como en nuestro local de ensayos). El problema de los audífonos es que uno trata de guiarse de a poco, pero siempre sucederán cosas como la que nos pasó, que es para que Jack Palance diga "aunque usted no lo crea". Habíamos afinado las guitarras, y logramos que dos tomas de Después de Matar salieran perfectas, a no ser por un sonido que no convencía. Era algo que que no está bien... lo que sucede es que la guitarra se había afinado en un tono diferente por culpa de un aparato chino que utilizamos para supuestamente templar las cuerdas a un semitono por debajo de lo normal. Hemos perdido casi 40 minutos en esta payasada... y volver a tomar el ritmo nos cuesta. Vamos cuatro repeticiones, nos cabreamos, a la quinta ha salido mejor y queda. Corte (noten que el Paúl tiene un pelazo, pero eso es otra historia, como que el Esteban esté con la camiseta de Supermán).
Vamos a grabar Abismo. Ni por el putas sale bien. Allí está mi Consue, cansada de habernos escuchado casi 10 tomas fallidas. Washo nos obliga a salir del estudio a respirar aire fresco, le aseguramos que era la canción más fácil, y ahí nos dice que eso les pasa a todas las bandas, que la "más fácil" es la que se demora más en grabar. Esteban se va a comprar cigarrillos. Son casi las nueve de la noche. Se demora 20 minutos y nosotros cagados de la risa con tantas ocurrencias, se oxigenan los cerebros y con una nueva carga de nicotina para Esteban y Paúl, vamos a grabar. La cuarta toma de Abismo es la que sirve. Esa queda. Es la sesión más dura de todas, lo aceptamos. Pero de esa jornada quedan nuestras mejores canciones. Salimos hechos mierda de cansados, pero con un dejito de satisfacción. Son las 10 y media de la noche. A veces pienso que esto de grabar en una sola toma es una tortura. Yo había sugerido un cronograma de trabajo para grabar por separado, pero Washo se impone. Para él sería mejor grabar por separado, porque se multiplicarían dramáticamente las horas de alquiler del estudio, pero cree que lo chévere de Rayuela es nuestra energía en vivo. Así que todo ese estrés se lo debemos al Washo, que poco a poco va tomando interés en nuestras canciones.
jueves, febrero 15, 2007
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