lunes, marzo 05, 2007

Día 4

Día 4.- Son las 4 de la tarde y he llegado, como es costumbre en estos días, con el estrés de vaciar mi casa, de pensar cómo sacaré todos mis tereques y gaurdarlos en otro departamento mientras dura mi ausencia en Quito. Empezamos a realizar las mezclas de Viento Solar y Exégesis (creo que el mejor sonido de caja fue logrado en esta última) y, de pronto, llega el Esteban con una pizza que él mismo ha elaborado en su trabajo. Llega temprano. El amigo Washo nos lleva a su departamento para calentarla. Por ahí un vinito y un wiscacho dejan constancia de la buena vibra. La conversación: la obra magna de Sparta (la antigua banda de Washo): El Evangelio Según Judas. Compartimos secretos de su composición, la dificultad de grabar de aquellos tiempos y la facilidad que hay por estas épocas con los estudios digitales. Es una conversación bien amena.
Al bajar al estudio, Esteban va directo a grabar los arreglos de bajo de las canciones que hasta ahora tenemos grabadas. En este disco, todas las canciones tienen dos líneas de bajo. Una normal, y otra con efectos. Ahí, la producción toma otros matices. Eso nos alegra. Pero no hay como salir de la realidad. Si algo hay que apuntar en todo esto es que nuestros respectivos problemas en casa y en el trabajo hacen que vayamos cansados al estudio. Cada sesión me recuerda que la letra Después de Matar es real. Bueno, que el rockero que llevamos salga airoso ante el hombre de los trabajitos remunerados. Esa es la batalla. El estandarte del triunfo es entrar a la sala de grabación y entender que ese sonido brutal de guitarra distorsionada se consiguió porque viramos el cabezal Marshall hacia la pared. Ese solo experimento hizo que la distorsión tomar un matiz inesperado y que fuera tan contundente que lo tomáramos para todas las canciones, para luego experimentar con otras distorsiones y efectos en tomas posteriores.
Hoy que vamos a realizar la grabación de Destrucción y Pequeña (los dos, títulos provisionales hasta cuando decidamos los nombres definitivos de lso cortes), llega Paúl con camisa, pantalón sastre y una cara de pocos amigos. Se ha cortado el cabello. La banda tiene casi el mismo tiempo que la melena del Paúl. Creo que por eso, porque sabía que tenía que hacerlo, tuvimos ayer una discusión estúpida por una par de acordes. En fin, lo veo llegar y ni modo. Un tabaquito, una risa por aquí y por allá y a grabar. Vamos con la cuestión de Destrucción. También es otra de las canciones que teníamos en carpeta, creo que la hicimos en mayo, más o menos. Ese riff de bajo lo hicieron una tarde entre él y Paúl. Tengo una grabación magnetofónica con todas las tomas que hicimos de esa canción. Para esta versión sé que tengo que quitarle algunas frases del bombo, pero nada más. La canción queda tal cual la concebimos, y me alegra que así sea, sobre todo en la parte que va con toms y predomina el bajo. Llama el amigo David Guzmán, que espera con su cámara, y tengo que salir para traerlo al estudio. Llueve, pero corriendo casi que no noto ni el frío ni el agua. Al regresar, veo que Paúl no está muy convencido de salir en fotos. Ni modo, es el día en el que puede hacerlo David, así que Paúl se pone una capucha y decide tocar así en esta sesión.Vamos dos tomas, tres... la quinta es la queda: Destrucción queda definitivamente.
Hace un calor del diablo y estamos cansados. Lo veo muy agotado a Esteban. Dice que se va. Al final, es el mismo Paúl el que consigue convencerlo de que hay que grabar Pequeña, una canción suave, con un riff de guitarra increíble, y con un bajo de lujo. David hace sus fotos impresionistas. Yo estoy extasiado, porque a mí me encanta la canción. Me fascina, demuestra que Rayuela no solo puede tocar canciones fuertes, sino cortes tipo lounge. Es decir, somos alternativos. No nos atamos a los formatos. Y me siento alegre, lo veo emocionado a Paúl que inventa un arreglo, Esteban funciona a la perfección. En la toma final, cierro mis ojos y espero que los muchachos dejen de tocar, pero nada, se extiende la canción, hasta que abro los ojos... ellos estaban esperando que abriera los párpados. Todo el mundo cagado de la risa. Qué importa lo de mi viaje, lo del cansancio del Esteban, lo del corte de cabello del Paúl (la depresión del cabello corto es una estupidez, es algo que no le deseo a nadie). Nada. Casi nada. Esos minutos que quedarán inmortalizados en la grabación son suficientes para que un músico sea feliz. Hemos terminado de grabar las canciones. Ahora solo faltan arreglos de guitarra, algo de bajo, y las voces. De aquí en adelante el desarrollo del disco depende del Esteban y del Paúl.

Vídeo
Esteban graba arreglos de bajo

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